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1966 – 1980

El Colegio Alemán de Málaga entre 1966 y 1980

Los comienzos

(Extractos del anuario de 1980: Informe sobre los años 1966-1980 – refundación del Colegio Alemán de Málaga, redactado por Gerhard Lepiorz y revisado por Annika Breitenberger)

Dos generaciones más tarde se produjo una situación inicial similar a la de 1898. En relación con el auge económico de la República Federal de Alemania, numerosos alemanes volvieron a establecerse en la provincia de Málaga en las décadas de 1950 y 1960, pero menos en la propia capital que en la costa entre Nerja y Estepona. Llegaron jubilados, personas en busca de recreo y gente adinerada que podía permitirse una segunda residencia en una región con un clima favorable, pero sobre todo miembros de diversas profesiones que buscaban y encontraban un nuevo campo de actividades en una provincia, antes tranquila y remota tanto a nivel nacional como europeo, que ahora florecía gracias al nuevo sector turístico.

Igual que su antecesor en 1898, el nuevo Colegio Alemán tuvo unos comienzos muy modestos. Arranca en el año 1966 en Benalmádena-Costa con la inauguración de una clase de 1º de Primaria en la propiedad privada del Cónsul General Hoffmann, cuyos tres hijos alcanzaron la edad escolar entre los años 1966 y 1968. Las clases, a las que pronto se unieron otros niños germanoparlantes del vecindario, fueron impartidas por Wilhelm Marzahn, un catedrático de instituto jubilado.

Con el aumento del número de alumnos iba a surgir la necesidad de establecer clases adicionales y quedaría patente que la forma de enseñanza privada que se había iniciado resultaría inadecuada a largo plazo. Como, además, esta solución de emergencia no lo era en absoluto para los niños alemanes que vivían más lejos, el Cónsul General Hoffmann pidió a un residente alemán en Marbella, luego futuro padre de alumno del Colegio, el Sr. von den Velden, que estableciera un primer contacto con la dirección del Colegio español ECOS para tantear la posibilidad de una cooperación.

El Colegio ECOS (Estudios Costa del Sol) se había creado en el año 1965 como dependencia del Colegio jesuita San Estanislao de Kostka de Málaga y estaba ubicado en el monte de la urbanización Elviria, al norte de la carretera nacional de Málaga a Marbella. El Colegio San Estanislao, entre cuyos alumnos ilustres se encuentra José Ortega y Gasset y que hasta el día de hoy sigue siendo uno de los Colegios privados más prestigiosos de la provincia, había fundado el Colegio ECOS en respuesta a una demanda urgente: la construcción de nuevos Colegios en la franja costera entre Torremolinos y Estepona no había avanzado al mismo ritmo que el rápido desarrollo económico.
Tras muchas conversaciones entre los responsables de los Colegios de Málaga y Elviria y el Cónsul General Hoffmann se llegó a un acuerdo sobre el deseo de cooperación y el Sr. Hoffmann propuso que los alumnos alemanes se integraran colectivamente en el Colegio español ECOS como “Sección Alemana”.

Se acordó que los profesores alemanes serían remunerados según las tarifas locales y que los alumnos de habla alemana pagarían los mismos importes en concepto de cuotas escolares, comedor y transporte que los del Colegio española. Sin embargo, quedaban por asegurar, aparte de la libertad respecto a los planes de estudios, la libertad religiosa y la coeducación dado que el Colegio español admitía exclusivamente a varones de confesión católica. Tras una serie de consultas preventivas con los superiores de la Orden en Roma, la Sección Alemana obtuvo finalmente las garantías deseadas. Los responsables del Colegio ECOS pusieron especial énfasis en dar un carácter definitivo a la cooperación acordada, ya que temían que, más adelante, los fundadores de la Sección Alemana decidieran abrir su propio Colegio. Sin embargo, esta no era su intención; simplemente se estipuló que se nombraría a un jefe de estudios alemán para dirigir la Sección Alemana si aumentaba el número de alumnos.
Tras un año de negociaciones, la “Sección Alemana del Colegio ECOS” pudo por fin iniciar las clases el 7 de octubre de 1967. En ese año, la profesora de EGB, la Sra. Söchting de Hamburgo, reunía en una sola clase a los dieciocho niños de edades correspondientes a los cuatro cursos de Primaria.

Solo un año más tarde, en octubre de 1968, las nuevas inscripciones requirieron la contratación de una segunda profesora de EGB de habla alemana, la Sra. Brinkmann, con lo cual los ya treinta y ocho niños y niñas se pudieron repartir en dos clases que recibieron instrucción en dos aulas diferentes.

Lamentablemente, la Sra. Söchting tuvo que regresar a Alemania al final del curso escolar 1968/69 por motivos personales. Como por otra parte, ya había sesenta niños inscritos en la Sección Alemana para el curso escolar que comenzaba en octubre de 1969, la mayor preocupación del Cónsul General Hoffmann era completar y ampliar el profesorado de habla alemana. Se contrató a dos valiosos colegas: a la Sra. Lutz, que anteriormente había enseñado en el Colegio Alemán de Madrid, y al Dr. Zurawka, que más tarde se convertiría en el Jefe de Estudios de la Sección Alemana y a continuación en el Director del Colegio independiente surgido de ella. La cooperación con el Colegio ECOS no causó dificultades, a no ser de espacio, porque el número de alumnos españoles y alemanes crecía de año en año.

La “Residencia Hispano-Alemana Para Alumnos, S.A.”

En el transcurso de las primeras conversaciones, el Cónsul General Hoffmann ya había expresado al Padre Maury SJ, entonces Director del Colegio San Estanislao de Málaga, la idea de construir un internado en las inmediaciones del Colegio ECOS. Quería facilitar el acceso a la Sección Alemana a alumnos de habla alemana que no vivían lo suficientemente cerca como para ir y venir a diario. En la primavera de 1968, el Cónsul General Hoffmann, previendo el futuro desarrollo, decidió comprar un terreno adyacente al Colegio español que era adecuado para la construcción de un internado. Pronto consiguió ganar el apoyo de amigos interesados en la ampliación de la Sección Alemana y la promoción de las relaciones hispano-alemanas para fundar una sociedad cuyo único fin era la construcción y explotación de un internado sin ánimo de lucro para alumnos alemanes y españoles, sin excluir a otras nacionalidades. Conforme a las leyes españolas vigentes en aquellos tiempos, una sociedad anónima resultó ser la forma jurídica más apropiada.

Cumplidos todos los trámites, el 13 de marzo de 1969 pudo constituirse la „Residencia Hispano-Alemana Para Alumnos, S.A.“ con sede en Elviria-Marbella, a la que el Cónsul General Hoffmann aportó como propiedad común el solar ya adquirido.

El primer consejo directivo de la sociedad se componía de las siguientes personas: el Cónsul General Hoffmann ocupaba el cargo de Presidente; el de Vicepresidente, Don Francisco Briales de las Peñas; y como vocales figuraban Don Salvador Guerrero Ramírez, el Padre Francisco Pérez Ontiveros SJ y el Dr. Edwin Haxel. Los demás miembros fundadores eran el Sr. von den Velden así como el Dr. y la Sra. von Waldthausen.

Ese mismo año comenzó la construcción de la residencia escolar. Sin embargo, debido a la creciente falta de espacio en los edificios del Colegio español, las obras de la Residencia no pudieron atenerse al plan original de crear principalmente habitaciones para los alumnos internos, sino que hubo que convertirlas repetidamente en aulas y realizar otras ampliaciones para fines escolares. También hubo que organizar el funcionamiento del comedor y la cocina de tal manera que se pudiera garantizar, además de la alimentación de los alumnos internos, el suministro de las dos comidas escolares para profesores y externos.

Cuando se preveía que en un futuro próximo el Colegio ECOS dejaría de proporcionar aulas para la Sección Alemana, la Residencia asumió incluso la construcción de un edificio escolar para la Sección Alemana. Éste fue inaugurado el 24 de marzo de 1975 en presencia del Embajador de la República Federal de Alemania en España, el Dr. von Lilienfeld. Le quedó solo poner la última piedra del edificio, que se había levantado sin ninguna ayuda estatal.

Dado que no sólo el terreno y los edificios, sino también todo el mobiliario utilizado por la Sección Alemana pertenecía a la “Residencia S.A.“, la propiedad de los accionistas quedó jurídicamente asegurada al máximo y legalmente separada de la pura explotación escolar, que permaneció bajo la tutela del Colegio española ECOS.

Gracias a incansables campañas de recaudación de fondos, se consiguieron reunir más de cuarenta millones de pesetas a lo largo de una década. Sin embargo, la cantidad total que hubo que desembolsar para la compra del terreno, la construcción del edificio escolar, el equipamiento de las aulas y del internado, el material didáctico y el mantenimiento y mejoras continuas fue considerablemente superior. Así que para cumplir con los requisitos de espacio del Colegio Alemán de Málaga, la sociedad escolar no tuvo más remedio que pedir un préstamo adicional de ocho millones y medio de pesetas para la terminación definitiva del edificio escolar. Con los altos tipos de interés españoles, esto supuso una gran carga, que se vio agraviada por la devaluación del dinero y el hecho de que los terrenos, edificios e instalaciones representan un valor muy superior a los cuarenta millones invertidos.

La evolución de la Sección Alemana del Colegio ECOS

Un Colegio Alemán en el extranjero es – jurídicamente hablando – un Colegio privado en el respectivo país de acogida y, por tanto, está sujeto a las leyes y a la supervisión escolar de dicho país. Como Colegio Alemán, se esfuerza por cumplir las directrices de su país de origen a través de libros de texto y planes de estudios alemanes. Sin embargo, adquiere su carácter alemán primordialmente mediante la contratación de profesores formados en la República Federal de Alemania que también hayan adquirido allí su experiencia docente. Por otra parte, las circunstancias locales influyen de manera no desdeñable en el desarrollo y rendimiento de un Colegio Alemán en el extranjero, ya que el éxito pedagógico de un centro de este tipo depende sustancialmente tanto de la dedicación de su profesorado local como del compromiso de los padres de sus alumnos y alumnas. En última instancia, las prestaciones de un Colegio en el extranjero vienen determinadas decisivamente por la capacidad financiera de la entidad titular del centro educativo. Por todas estas razones, el Director de un Colegio Alemán en el extranjero se enfrenta a una tarea muy especial, la de mantener una línea pedagógica clara y firme en un dinámico campo de fuerzas, que, además, está en constante movimiento porque el desarrollo escolar tanto en España como en la República Federal de Alemania se caracteriza por continuas reformas. El nombramiento del Dr. Erhard Zurawka a principios del curso 1969/70 supuso para la Sección Alemana del Colegio ECOS la incorporación de un colaborador particularmente cualificado para la dirección de este joven Colegio Alemán. La combinación de sus estudios universitarios con su experiencia -había estudiado Ciencias Empresariales, así como Filología Alemana e Idiomas Modernos – le predestinaban para cumplir eficazmente no solo con las tareas del Colegio, sino también para asumir un papel responsable en la resolución de los problemas organizativos y económicos de la Sección Alemana.

Vino a España como becario de intercambio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Madrid para perfeccionar sus conocimientos de español y terminar su tesis doctoral. En octubre de 1969, el Instituto Goethe de Madrid le destinó a Málaga para que se hiciera cargo del departamento de lengua y literatura alemanas en el “Instituto de Idiomas” adscrito a la Universidad de Granada, y que dirigiría durante cuatro años. Aquí, el Cónsul General Hoffmann lo conoció y le animó para que colaborara en la organización del Colegio. Desde el principio se mantuvo un estrecho contacto con el Colegio Alemán de Madrid con el fin de que la Sección Alemana se desarrollara de forma comparable a los Colegios alemanes oficiales y subvencionados en el extranjero. Afortunadamente, los Sres. Sauer y Scheu de la dirección del Colegio madrileño mostraron gran interés en la Sección Alemana del Colegio ECOS, que experimentaba un creciente desarrollo, y por turnos, visitaban el Colegio año tras año para, tras realizar observaciones de clases, ofrecer asesoramiento y ayuda. Después de sus visitas anuales, redactaban un informe crítico, que también se enviaba a la Sección Cultural de la Embajada de Alemania, para que ésta mantuviera informadas a las autoridades alemanas competentes de la evolución del Colegio. Ya en el año 1973, el Director Scheu señaló en su informe que la Sección Alemana “actúa de forma independiente y por cuenta propia en sus medidas pedagógicas” y añade: “Los cursos de refuerzo del alemán se han establecido ya para los niños de 2º de Primaria y siguen existiendo para los alumnos de los cursos 8º a 10º. En su plan de estudios para la Secundaria, se ha previsto el latín como cuarta lengua junto al alemán, el español y el inglés para todos los alumnos a partir del 7º curso; además, ofrece el francés como lengua optativa a partir del 8º curso. Con ello ofrece a los buenos alumnos de la rama de Realschule con el boletín de notas correspondiente y que superen la prueba de evaluación, la posibilidad de traslado a un Colegio Alemán en el extranjero que lleve a un título que dé el derecho de acceso a la universidad…” La cooperación se amplió con visitas periódicas del Director al Colegio madrileño, donde también se le informaba de las nuevas directrices del Comité de los Colegios en el Extranjero, ya que, por lo demás, la Sección Alemana no recibía instrucciones ni información de carácter estatal debido a la falta de reconocimiento oficial.

La mayor preocupación de la Dirección del Colegio era y seguía siendo el reclutamiento de personal. No era fácil contratar a profesores adecuados de la República Federal de Alemania en aquellos años marcados por una fuerte escasez de profesores, ya que las cuotas escolares de la Sección Alemana sólo permitían el pago de sueldos según las tarifas estándar aplicables en España, que siguen siendo considerablemente más bajas que las tarifas alemanas actuales. Sólo en casos excepcionales se encontraba a jóvenes profesores alemanes dispuestos a renunciar temporalmente a un puesto seguro en su país de origen para enseñar durante un tiempo en la Sección Alemana del Colegio ECOS debido a que la actividad no computaba a efectos de antigüedad y jubilación. Para ellos, el encanto del país extranjero, la belleza del paisaje y la suavidad del clima eran seguramente factores importantes a la hora de tomar la decisión, pero a un auténtico pedagogo también le debe haber atraído la tarea de trabajar en una escuela joven que permitía, de hecho, exigía, la iniciativa personal en una medida completamente diferente a la de una institución educativa estatal tradicional. Esta particularidad podía hacer olvidar que las demás condiciones de trabajo suponían muchos recortes en comparación con la condición de funcionario en Alemania.

Además de unos cuantos profesores jóvenes y entusiastas, fue sobre todo un grupo de pedagogos mayores el que se puso a disposición de la Sección Alemana en tiempos difíciles: antiguos profesores en el extranjero, que en su época activa habían trabajado durante muchos años, y a menudo en puestos directivos, en Colegios alemanes en el extranjero hispanohablante. Ahora jubilados, aportaban su rica experiencia al desarrollo de este Colegio con su atractiva ubicación y ambiciosas aspiraciones, ya que, debido al cobro de su pensión, podían permitirse aceptar una remuneración por media jornada o jornada completa según el convenio local. En algunos años, varios catedráticos de instituto y directores jubilados trabajaron simultáneamente en el desarrollo educativo de la Sección Alemana.

En términos de tiempo, la estancia de estos profesores jóvenes y mayores de la República Federal de Alemania solía ser limitada. Por desgracia, la fuerte fluctuación del personal docente -así como del alumnado- es una característica de casi todos los Colegios en el extranjero. Ni siquiera el personal local español representa siempre una excepción.

La lucha por el reconocimiento por parte de las autoridades alemanas

El continuo crecimiento del número de alumnos desde la refundación del Colegio (de 18 en el año 1967 a 270 en el año 1973) era una prueba fehaciente de que la Sección Alemana del Colegio ECOS respondía a una demanda constante, no temporal, y justificaba que se viera a sí mismo como sucesor del antiguo Colegio Alemán de Málaga. Por lo tanto, no era ilusorio aspirar a que las autoridades alemanas accedieran a dar el apoyo que la Embajada Alemana en Madrid ya había defendido en una carta al Ministerio de Asuntos Exteriores, fechada el tres de marzo de 1968.

Como mínimo, se había esperado un rápido reconocimiento oficial porque en cuanto a las posibilidades de financiación, el entonces responsable cultural de la Embajada Alemana en Madrid, el Dr. Schött, ya había declarado cautelosamente en respuesta a una consulta del Cónsul General Hoffmann del once de octubre de 1965:

«no existe perspectiva alguna de que el Gobierno Federal esté en condiciones de apoyar económicamente a una institución de este tipo en los próximos años. La máxima ayuda que usted puede esperar para el Colegio, si se dieran las circunstancias más favorables, son las así llamadas donaciones de material didáctico, que podrían solicitarse a través de la Embajada.“

Sin embargo, cuando se presentó dicha solicitud el cinco de agosto de 1970, la Oficina Federal de Administración en Colonia informó mediante carta de veintiséis de noviembre de 1970, que la donación de material didáctico solicitada no podía ponerse a su disposición porque, según el decreto del Ministerio de Asuntos Exteriores del veintitrés de julio de 1964 (IV 7 – 82/01), los Colegios que no figuraran en el directorio de Colegios extranjeros sólo podían optar a material para las clases de alemán. Así que en el año 1972, el Director del Colegio, el Dr. Zurawka, se presentó personalmente en la Oficina Central para solicitar como donación en especie el libro de texto „Komm bitte“ de Hermann Schuh, recomendado para la enseñanza del alemán. Le respondieron lacónicamente que se habían agotado los fondos para el fomento de las clases de alemán en los Colegios no acreditados. Lo que no se había agotado era la voluntad de actuación del Colegio, que adquirió dicho libro de texto por su cuenta. En una carta fechada el once de septiembre de 1973, el entonces jefe del negociado de asuntos escolares del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Dr. Holzheimer, formulaba la confusa situación con las siguientes palabras:

«La necesidad de lograr un equilibrio razonable en nuestro compromiso escolar en todo el mundo no nos permite, dados los ajustados recursos presupuestarios, incluir nuevas unidades escolares en el apoyo financiero y de personal“.

Y el Sr. Bernhard Becker, jefe de negociado y más tarde Director de la Oficina Central para los Colegios en el Extranjero, una autoridad independiente de la Oficina Federal de Administración escribió unas semanas más tarde:

«En la región española ya se está subvencionando a gran escala a un número considerable de Colegios y actualmente se está condensando aún más este apoyo, por lo que algunos de los Colegios subvencionados deben prepararse para una reducción de la ayuda económica. En esta situación, lamentablemente, no es posible añadir otro Colegio al programa de ayudas“. Por el contrario, en aquel momento, la Oficina Central estaba abiertamente más preocupada por limitar la „proliferación sin ton ni son de Colegios alemanes en el extranjero“ que por incluir nuevos Colegios en la financiación.

En esa época, el Colegio Alemán no estaba interesado principalmente en recibir medios financieros de las autoridades alemanas, sino más bien en obtener el reconocimiento oficial como Colegio Alemán en el extranjero. Este reconocimiento tenía una importancia existencial para el Colegio, ya que sólo como Colegio Alemán oficial podía acogerse legalmente al decreto del Ministerio de Educación español de 19.9.1969. Este decreto abrió a los Colegios alemanes reconocidos en España la posibilidad de integrar clases alemanas y españolas en un bachillerato conjunto alemán-español mediante la creación del „Bachillerato Mixto“, que conduce a un título de acceso a la universidad igualmente reconocido en Alemania y España. Gracias a la estrecha colaboración con la dirección del Colegio Alemán de Madrid, la Sección Alemana del Colegio ECOS había tomado de referencia el „Bachillerato Mixto“, pero la aprobación legal, es decir, el reconocimiento español, dependía de la alemana. Por eso, el 6 de octubre de 1973, la Sección Alemana del Colegio ECOS solicitó no solo la inclusión en el registro de Colegios en el extranjero, sino también el reconocimiento oficial como Colegio Alemán en el extranjero: entonces contaba con 273 alumnos, de los cuales el setenta por ciento eran de lengua materna alemana y el diecinueve por ciento de lengua materna española. Numerosas familias españolas, así como matrimonios en los que uno de los dos cónyuges tenía la nacionalidad española, estaban sumamente interesados en enviar a sus hijos a la Sección Alemana, pero habían renunciado a este deseo porque el Colegio todavía carecía de reconocimiento oficial.

Aunque la solicitud no produjo el tan esperado reconocimiento como Colegio Alemán en el extranjero, en junio de 1974, el centro recibió la visita del inspector Dr. Reuter de Hamburgo, quien vino en nombre del Comité de Colegios en el Extranjero de la Conferencia de Ministros de Cultura. Quedó positivamente impresionado tanto por las condiciones externas como por el nivel pedagógico del Colegio y aconsejó a la D∫irección que demostrara el nivel académico de los alumnos en un examen oficial, solicitando un examen final oficial para los alumnos del 10º curso al término del año escolar 1975. Lamentablemente, el encargado falleció inmediatamente después de su regreso, por lo que ya no pudo presentar su informe sobre la Sección Alemana del Colegio ECOS al Comité de Colegios en el Extranjero. Sin embargo, el 11 de febrero de 1975, el Colegio recibió un mensaje telefónico de la secretaría del entonces Presidente del Comité de Colegios en el Extranjero, el Director del Senado Dr. Reimers, en el que se concedió el permiso de realizar el examen final, mensaje que fue confirmado por carta oficial de veinte de febrero de 1975. Por lo tanto, los días 16 y 17 de junio de 1975, bajo la presidencia del inspector jefe, el Sr. Werner, tuvo lugar el primer examen final oficial del Colegio, que aprobaron los siete alumnos del Gymnasium de ese año.

Hubo que solicitar dicha autorización para celebrar el examen final también en los dos años siguientes y en ambos casos se recibió una contestación afirmativa. En junio de 1976, bajo la presidencia del inspector Brodde de Hamburgo, los catorce candidatos superaron con éxito sus exámenes.

Por lo tanto, el Colegio había llevado a cabo el examen final dos años seguidos de forma ininterrumpida; como el reconocimiento oficial seguía pendiente, los candidatos fueron tratados en cada caso como externos a el Colegio en el sentido del reglamento de exámenes del quince de agosto de 1953, lo que significaba que además de los exámenes escritos en cuatro asignaturas, debían someterse a exámenes orales de nueve asignaturas.

En su reunión del seis de junio de 1978, la Conferencia de Ministros de Cultura finalmente concedió al Colegio el reconocimiento solicitado. La noticia llegó en la mañana del segundo día del examen final del curso 1977/78, por lo que al menos la segunda parte de este examen bajo la presidencia del inspector jefe Alsen de Kiel pudo celebrarse de forma simplificada, siguiendo la normativa vigente. En ese año escolar hubo quince candidatos y, de nuevo, todos aprobaron.

El examen de madurez, o Abitur

Por parte de las autoridades encargadas de los Colegios alemanes en el extranjero se había desaconsejado al Colegio varias veces crear una etapa de Bachillerato que condujera al examen de madurez, o Abitur, y, sin duda, el Colegio se habría ahorrado muchos problemas si hubiera seguido este consejo. Sin embargo, no estaban en juego los problemas del Colegio, sino los de los padres y sus hijos e hijas. En una época en la que no sólo en Alemania, sino también en España y en toda Europa se aspiraba a diplomas escolares superiores, y especialmente en la República Federal de Alemania no se escatimaban esfuerzos para aumentar el número de alumnos que obtenían el título de Bachillerato hasta al menos el veinticinco por ciento de cada promoción, los padres alemanes de la Costa del Sol no podían asumir la responsabilidad de negar a sus hijos una educación superior, siempre y cuando estuvieran suficientemente dotados. Pero ¿adónde debían enviar a sus hijos que acababan de aprobar el examen final oficial en la Sección Alemana para continuar sus estudios?

La Sección Alemana finalizaba con el 10º curso y no existía en la provincia ningún Colegio Alemán en el extranjero que condujera al Abitur. El paso de los alumnos a un instituto español también era imposible debido a la falta de reconocimiento oficial de la Sección Alemana. Quedaban solo dos opciones: ir a un Gymnasium en la República Federal de Alemania o a uno de los Colegios alemanes en el extranjero plenamente desarrollados en España. En aquel momento, había solo tres Colegios que conducían al Abitur, los de Madrid, Barcelona y Bilbao, dado que en Valencia el primer examen de madurez se celebró en el año 1979.

Solo unos pocos padres de los graduados de Málaga se decidían a enviar solos a sus hijos de dieciséis años a la República Federal de Alemania o a las grandes ciudades de Madrid o Barcelona, sin mencionar los altos costes que ello suponía. El Colegio Alemán de Bilbao quedaba demasiado lejos y el País Vasco era ya un hervidero de agitación política.

Por lo tanto, los responsables de la Sección Alemana del Colegio ECOS se vieron obligados a crear su propia etapa de Bachillerato y preparar a su alumnado para la prueba de madurez, aunque esto fuera en contra de las recomendaciones del Comité de Colegios en el Extranjero. Cuando el Colegio solicitó con fecha de once de noviembre de 1977 el permiso para realizar el primer examen de madurez, el Comité de Colegios en el Extranjero rechazó la petición del Colegio „recalcitrante“ y se remitió a la opción que les quedaba a los alumnos preparados, a saber, inscribirse como alumno libre para realizar el examen de madurez en un Gymnasium en la República Federal o en un Colegio Alemán oficial en el extranjero.

Como medida de precaución, la dirección del Colegio se había puesto en contacto con la dirección del Colegio Alemán de Bilbao a principios del curso 1977/78 para explorar la posibilidad de que sus alumnos participasen en el Abitur 1978/79 como externos. El Colegio Alemán de Bilbao era la única opción en ese curso escolar, ya que, al igual que el Colegio Alemán de Málaga, se había guiado por el decreto sobre el Bachillerato Mixto desde 1970, mientras que los Colegios de Madrid y Barcelona no lo hicieron hasta un año después. Hubo poco tiempo para adaptar el plan de estudios de Bachillerato y el material y el método a los requisitos del Colegio que iba a administrar el examen. Fueron necesarias visitas costosas en tiempo y dinero de los profesores malagueños a sus compañeros de asignatura en Bilbao para lograr al menos un acuerdo aproximado sobre los objetivos didácticos concretos.

Para el primer examen de madurez de candidatos malagueños como externos, hubo cinco aspirantes de la clase 13, más otros seis alumnos de la clase 12 del sistema de Bachillerato Mixto. A estos últimos les llegó el permiso de participar el trece de marzo de 1978, solo cuatro semanas antes del comienzo de los exámenes escritos, por decisión de los responsables de los Ministerios de Cultura de los Länder. La inscripción realizada por el Colegio Alemán de Málaga para el examen de madurez como externos en el Colegio Alemán de Bilbao debía considerarse como una agrupación de once inscripciones individuales. Así lo preveía el reglamento del examen de madurez para externos de 1953, que era muy riguroso y cuya finalidad evidente era impedir que un Colegio privado “cualquiera” preparara a sus alumnos para el examen de madurez, como ocurría antes en España, donde los alumnos „libres“ conocían el instituto público y más tarde también la universidad solo como centro de examen, habiendo recibido toda su instrucción de profesores privados.

Por supuesto, el esfuerzo físico y psicológico fue mayor para los once candidatos, que emprendieron el viaje en tren de 1.100 km desde la Costa del Sol hasta el País Vasco a finales de abril para el examen escrito y de nuevo en junio para el examen oral. Tuvieron que examinarse lejos del entorno escolar familiar durante aproximadamente una semana para cada examen. Todo esto sin mencionar la carga financiera y otras preocupaciones de los padres que se quedaron atrás, ni tampoco el estrés que suponía para los profesores de Málaga que acompañaron a los candidatos. El resultado, que no fue en absoluto negativo para un examen de madurez como externos, resultó no obstante amargo para el Colegio Alemán de Málaga y los alumnos afectados: sólo seis de los once candidatos obtuvieron el título de bachilleres. Para los demás, todo el esfuerzo había sido en vano. En su comentario final, el Dr. Götz lamentó que este examen de madurez, que era su último en el extranjero, hubiera sido a la vez el más difícil y el más desagradable, ya que había planteado exigencias desmesuradas tanto a los alumnos como a los examinadores. Pero no se había podido hacer nada porque el reglamento no admitía modificaciones. Una idea poco reconfortante.

En el curso escolar 1978/79, se inscribieron siete candidatos de Málaga para el examen externo, que esta vez pudo tener lugar en el Colegio Alemán de Madrid, ya que mientras tanto este Colegio también ofrecía el Abitur después de doce años. Tras el examen escrito de marzo, la parte oral del examen tuvo lugar del treinta de mayo al dos de junio de 1979 bajo la presidencia del inspector Brodde, y seis de los siete candidatos obtuvieron el título de Bachiller. Dos de estos candidatos querían cursar estudios en España y también consiguieron aprobar el examen de acceso a la universidad española (Selectividad) pocos días después del Abitur.

El Colegio Alemán de Málaga como centro escolar independiente

La cooperación de la Sección Alemana con el Colegio ECOS había sido fructífera durante casi una década cuando, a finales de septiembre de 1977, los Superiores Provinciales de la Congregación Jesuita informaron al Cónsul General Hoffmann y a la dirección del Colegio de su sorprendente y trascendental decisión de cerrar el Colegio ECOS en un plazo muy breve por motivos internos de la Orden. ¡Qué futuro tan incierto habría tenido la Sección Alemana si la Residencia Hispano-Alemana Para Alumnos, S.A. no hubiera logrado construir un edificio escolar adecuado en su propio terreno! De este modo, sin embargo, no se puso en peligro la existencia física del Colegio.

Por otro lado, la Sección Alemana se vio privada, prácticamente de la noche a la mañana, de la entidad titular nominal del centro educativo y, por tanto, del requisito previo indispensable para el reconocimiento por parte de las autoridades españolas y alemanas. Cuando los jesuitas del Colegio ECOS se marcharon el 28 de octubre de 1977 y el Colegio español pasó a ser dirigido por una cooperativa de padres, la única forma que tenía la „Residencia“ de preservar la existencia legal del Colegio Alemán era actuar como entidad titular del centro, al menos temporalmente.

Sin embargo, este problema no persistió durante mucho tiempo. Se resolvió definitivamente dos meses más tarde, el quince de diciembre de 1977, con la fundación de una asociación escolar alemana.
Bajo el nombre de „Patronat der Deutschen Schule Málaga“ (Patronato del Colegio Alemán de Málaga), la asociación recibió la aprobación de las autoridades españolas competentes. Los estatutos de la nueva asociación se basaban estrechamente en los estatutos modelo recomendados por el Comité de Colegios en el Extranjero de la Conferencia de Ministros de Cultura alemanes. La Sección Alemana del Colegio ECOS se convirtió así en una entidad independiente con el nombre de „Colegio Alemán de Málaga“.

El seis de junio de 1978 se pronunció el reconocimiento oficial del Colegio Alemán de Málaga como „Colegio Alemán en el extranjero que conduce al examen final“. Fue un paso decisivo hacia la consolidación, un éxito de muchos años de lucha. Los incansables esfuerzos del director, el Dr. Zurawka, en la organización y ampliación del Colegio ya habían sido reconocidos por el Presidente Federal en junio de 1977 con la concesión de la Medalla al Mérito de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania.

Otras dos decisiones importantes tomadas en 1979 tienen gran trascendencia. La primera fue el reconocimiento del Colegio por el Ministerio de Educación español como „Centro extranjero autorizado para impartir enseñanza conforme al sistema educativo alemán a alumnos españoles y extranjeros“, es decir, como Colegio Alemán en el extranjero cuyas titulaciones son equivalentes a las correspondientes en un Colegio español. Por lo tanto, los alumnos del Colegio Alemán, independientemente de su nacionalidad, pueden trasladarse a un Colegio español en cualquier momento y una vez superado el Abitur, también se les abre el camino hacia una universidad española. La segunda decisión se refiere a la concesión por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán de una subvención única para el equipamiento de las aulas de ciencias con material didáctico por un valor aproximado de diecisiete mil marcos. Fue la primera vez que el Colegio recibió una ayuda oficial alemana para material didáctico.